Lao-Tse da especial relevancia a la idea de libertad. Para alcanzar la plenitud y estar en armonía con el Tao, el ser humano ha de vivir sin ataduras. Por tanto, aquello que nos resulta difícil o penoso y que no nace de la pasión interior es erróneo. El camino del Tao fluye, es sencillo, llevadero y simple, pues está en consonancia con nuestra naturaleza. Debemos confiar en el Tao y permitir que siga su curso libremente.
Para vivir conforme al Tao, Lao-Tse determinó una serie de virtudes que debemos desarrollar y vicios que debemos evitar. Entre las virtudes destacan la honestidad, la piedad, la abnegación, la enseñanza y la introspección. Mientras que algunos de los vicios son la violencia, los prejuicios, la codicia y la aceptación de las normas o convenciones sociales por sí mismas, sin reflexionar si están en consonancia con el Tao.
A pesar de nacer como una filosofía, el taoísmo evolucionó hasta convertirse en una religión bastante difundida en China. El taoísmo como religión no rinde cuentas a nadie excepto al Tao. Se basa en una práctica espiritual individual muy asociada a la naturaleza.