En materia de ética, Platón creía que solo es posible alcanzar y comprender el bien a través del conocimiento, y por tanto todo acto que se haga desde la ignorancia es irresponsable y no puede ser bueno por sí mismo. Por su parte, Aristóteles difería y sostenía que los actos pueden ser juzganos como buenos o malos dependiendo de si se hallan en consonancia o no con el bien de la polis y del individuo; en dicho juicio ha de tenerse en cuenta también el contexto y los recursos de los que se dispone.
Siguiendo lo expuesto hasta aquí, es lógico que los planteos de ambos filósofos difieran en su raíz epistemológica. Para Platón, aprender es en realidad recordar ideas escenciales con las que nuestra propia escencia, nuestra alma, ya ha estado en contacto en el mundo de las ideas. Aristóteles, en cambio, consideraba que la manera de crear conocimiento es a través de la experiencia y la observación. A partir de lo que percibimos podemos crear ideas abstractas que sirvan para explicar lo universal. Las ideas que se forman dependen siempre de nuestra interacción con el entorno.