Antiguo Egipto

Antiguo Egipto

Antiguo Egipto

La civilización egipcia se desarrolló en el valle del río Nilo, al noroeste de África. Tuvo su origen a partir de la unificación de pueblos asentados en el valle del Nilo hacia el 3.150 a.c. y su historia comprendería más de 3.500 años. El Nilo se desplaza de sur a norte y desemboca en el mar Mediterráneo. La zona conocida como Bajo Egipto, que circunda la fase final del recorrido desde el Cairo hasta el Mediterráneo, era particularmente fértil. Anualmente el Nilo se desbordaba, y al retroceder tras la inundación dejaba depositados sedimentos que fertilizaban los suelos. Esto facilitaba mucho el desarrollo de la agricultura, y la menor carga de trabajo gracias a las condiciones naturales favorables de la zona, traducida en mayor tiempo libre que otros pueblos, fue probablemente un factor relevante para el florecimiento tecnológico y cultural.

La región del Antiguo Egipto está geográficamente aislada. Por el este limita con el desierto de Arabia, por el oeste con el desierto de Libia, por el norte con el mar Mediterráneo y por el sur con el Macizo Etíope y el desierto de Nubia. Tal situación dificultaba el contacto con pueblos extranjeros, lo que implicó que la cultura egipcia se desarrollara durante muchos siglos de manera autónoma y sin influencias externas.

Características generales

La organización política, económica, social y religiosa del Antiguo Egipto era muy compleja y fue evolucionando a lo largo de la historia. Se desarrollaron muchas ciencias como la astronomía y la matemática, además de la arquitectura, la escultura y la escritura. Puedes encontrar información sobre las características generales de la civilización del Antiguo Egipto aquí: Características Generales – Antiguo Egipto.

Historia

La historia del Antiguo Egipto como estado independiente abarca más de tres milenios, por lo que para facilitar su estudio ha sido dividida en diferentes períodos, que serán explicados en los próximos apartados. Éstos son:

  1. Período Predinástico (5500 – 3200 a.c.)
  2. Período Protodinástico (3200 – 3000 a.c.)
  3. Período Arcaico (3100 – 2686 a.c.)
  4. Imperio Antiguo (2686 – 2181 a.c.)
  5. Primer Período Intermedio (2190 – 2050 a.c.)
  6. Imperio Medio (2050 – 1750 a.c.)
  7. Segundo Período Intermedio (1800 – 1550 a.c.)
  8. Imperio Nuevo (1550 – 1070 a.c.)
  9. Tercer Período Intermedio (1070 – 656 a.c.)
  10. Período Tardío o Baja Época (656 – 322 a.c.)
  11. Período Helenístico (332 – 30 a.c.)

1. Período Predinástico (5500 - 3200 a.c.)

Según las evidencias arqueológicas, la cultura egipcia habría comenzado a desarrollarse durante el neolítico, hacia el VI milenio a.c., cuando los primeros pobladores se asentaron en el Valle del Nilo. Es probable que fuesen empujados hacia allí en busca de zonas fértiles al comenzar la desertificación del Sahara como consecuencia de un cambio climático.

Hacia el 6000 a.c. ya había aparecido en Egipto la agricultura organizada y se había iniciado la construcción de grandes poblados. Se sabe que hacia el 4000 a.c. se utilizaba ya el mortero de cal.

Las culturas del período predinástico, que fueron las bases para la formación de la auténtica cultura egipcia, son la llamada Amratiense o Naqada I, que se ubica entre el 4000 y 3500 a.c.; y la Gerzeense o Naqada II, que se desarrolló entre el 3500 y el 3200 a.c. La cultura gerzeense logró difundirse por todo el territorio egipcio, permitiendo la unificación cultural que precedió a la unificación política

Hacia el 3500 a.c. comenzaron las primeras obras de canalización para mejorar la productividad agrícola y surgió también la escritura con jeroglíficos. Se formaron protoestados organizados en regiones llamadas nomos. Éstos devinieron en pequeños reinos hacia el final del periodo, siendo los más importantes: Nejen (o Hieracómpolis en griego) en el Alto Egipto y Per-Uadyet (o Buto en griego) en el Bajo Egipto.

2. Período Protodinástico (3200 - 3000 a.c.)

Hacia el año 3100 a.c. Egipto se encontraba dividido en dos reinos: el Alto Egipto en el sur, con capital en Nejen, que abarcaba  de sur a norte la zona montañosa alrededor del Nilo desde la primera catarata del río en Ansuán hasta el actual Cairo; y el Bajo Egipto en el norte, con capital en Per-Uadyet, en la zona más fértil que se extiende desde el Cairo hasta el Mediterráneo. El período protodinástico abarca la unificación del Alto y Bajo Egipto y el reinado de la dinastía O (cero)

La unificación de Egipto se atribuye a Narmer (o a Menes, aunque muchos aseguran que son la misma persona). Se cree que Narmer habría sido rey de Nejen y habría logrado conquistar, por la fuerza o de forma pacífica, a sus enemigos del Bajo Egipto, convirtiéndose así en rey de Egipto unificado.

Narmer perteneció a la conocida como dinastía 0, que no es en sí misma una dinastía sino más bien la forma de denominar al conjunto de reyes y gobernantes del Alto y Bajo Egipto hacia el final del período predinástico y durante el protodinástico. La dinastia 0 se corresponde con la cultura conocida como Naqada III. Dentro de ella se incluyen muchos gobernantes egipcios, como Horus Ro (o Iry-Hor), Horus Ka (o Ka-Shen), Horus Escorpión I (o Serket) y Horus Escorpión II. Este último habría vivido hacia el 3075 a.c. y algunos historiadores afirman que pudo haber sido el padre de Narmer. 

La unificacion de Egipto está reflejada, según algunas interpretaciones, en la Paleta de Narmer, una paleta tallada encontrada en el templo de Horus en Nejen. Está fechada entre el 3000 y 2890 a.c. y en ella se observa al rey Narmer con la corona blanca del Alto Egipto, simbolizando entre otras cosas la preminencia del Alto sobre el Bajo Egipto. Para facilitar la unificacion de los territorios comenzaron a adoptarse en las ceremonias, tallas y obras símbolos del Alto y el Bajo Egipto, y se dieron muchos matrimonios mixtos entre grandes familias del norte y el sur. 

paleta narmer - Antiguo Egipto
Paleta de Narmer

3. Período Arcaico (3100 - 2686 a.c.)

Conocido también como tinita o dinástico temprano, este período se inaugura con la unificación del Alto y Bajo Egipto y la fundación de la dinastía I, la cual se atribuye a Narmer. La dinastía I incluyó ocho faraones que reinaron en un contexto de prosperidad. Estos gobernantes recibían nuevas titulaciones en las ceremonias de coronación, que simbolizaban su autoridad sobre el territorio egipcio unificado. Llevaban por ejemplo el título de Horus, símbolo del poder real, y de Nesut-Bity (una conjunción entre Nesut, que significa “junco” y era símbolo del Alto Egipto, y Bity, que se traduce como “abeja” y simbolizaba el Bajo Egipto), demostrando su cargo de rey del Alto y Bajo Egipto.

Narmer fundó la ciudad de Menfis, cerca del actual Cairo, que posteriormente se convertiría en la capital del Imperio Egipcio. Dentro de la dinastía I se destacó también Aha el Combatiente, sucesor de Narmer, a quien se le atribuyen campañas de conquista contra Nubia y Libia, y relaciones diplomáticas con los fenicios de Biblos en el actual Líbano. 

Menor es la información que se tiene sobre la dinastía II. Los documentos y fuentes que han llegado a nuestros días donde se menciona a los faraones de esta dinastía (tablillas, sellos cilíndricos, piedra de Palermo, etc.) son contradictorios entre sí. Solo existe bastante certeza respecto a los nombres y orden de los primeros cuatro faraones de la dinastía II, que habrían gobernado entre el año 2930 y 2890 a.c. Se estima que el último faraón del período arcaico fue Jasejemuy.

Durante este período se definieron y consolidaron los ritos, ceremonias y principales características de la monarquía egipcia, como su carácter hereditario y el importante rol de las reinas. Los gobernantes llevaron a cabo obras de canalización y riego, que impactaron positivamente en la producción agrícola. Hubo un gran crecimiento demográfico y una expansión de las ciudades, entre las que destacaron Menfis, Najen y Nagada. Se perfeccionó la escritura jeroglífica y para el final del período se había consolidado el panteón religioso que incluía las principales deidades del Antiguo Egipto.

Puedes encontrar información más detallada sobre las caracteristicas del período arcaico aquí: Período Arcaico o Tinita.

4. Imperio Antiguo (2686 - 2181 a.c.)

También conocido como Imperio Menfita, por tener su capital en Menfis. El período comprende las dinastías III a VI, y coincide cronológicamente con las primeras dinastías mesopotámicas de Ur y Uruk y con el auge del Imperio Acadio. El Imperio Antiguo consolidó y complejizó el sistema político, religioso y cultural que había surgido durante los períodos protodinástico y arcaico. El sistema cristalizó en la divinización absoluta del faraón y la centralización del poder. La etapa de apogeo del Imperio Antiguo fue durante los reinados de la IV dinastía.

Durante este período se construyó la pirámide escalonada de Saqqara, diseñada por el chaty y arquitecto Imhotep, así como el complejo funerario de Guiza, que incluye las pirámides de los faraónes Keops, Kefrén y Micerino, además de la Gran Esfinge de Guiza. También se construyó la necrópolis de Abusir. Comenzó la utilización de la piedra como material escencial de construcción, reemplazando el adobe.

Se consolidó un estado grande y fuerte, con un complejo aparato administrativo. Con el transcurso del tiempo fueron adquiriendo mayor influencia los nomarcas, gobernantes de los nomos (provincias), y la casta sacerdotal. 

En materia religiosa, en principio los cultos se centraban en la figura del faraón, considerado la personificación del dios Ra. Durante la V dinastía, el faraón dejó de ser visto como un dios en sí mismo, para ser considerado el representante de los dioses en la tierra. Esto hizo que aumente la importancia de la adoración directa a los dioses, en detrimento del culto faraónico. Ra se consolidó como la deidad más importante y la ciudad de Iunu (Heliópolis en griego), que era el principal centro de culto de este dios, se convirtió en el centro religioso más relevante de Egipto. Hacia el final de la V dinastía adquirió gran peso Osiris, relacionado con la muerte y el Más Allá. Además, los sacerdotes organizaron el complejo panteón de dioses y definieron un mito creacional que enlazaba a las deidades más influyentes como Atón, Ra, Osiris y Seth.

Continuó la importancia de los ritos funerarios y la preocupación por la vida después de la muerte. Se comenzó a embalsamar los cadáveres mediante técnicas aún precarias, que serían la precursoras del arte de la momificación. Hubo un enorme desarrollo de la arquitectura, la literatura, las ciencias y la medicina.

Puedes encontrar información más detallada sobre la historia y características del Imperio Antiguo egipcio aquí: Imperio Antiguo – Egipto.

5. Primer Período Intermedio (2190 - 2050 a.c.)

Este período se caracteriza por una enorme descentralización del poder y comprende la dinastía VII hasta la XI, cuando el faraón Mentuhotep II reunificó Egipto bajo su dominio. Entre los principales factores que contribuyeron a la descentralización del poder es posible mencionar: 1. El aumento de la influencia y autonomía de los nomarcas; 2. la quiebra del tesoro, causada principalmente por la enorme cantidad de recursos destinados a áreas improductivas como el mantenimiento de la casta sacerdotal y la construcción de complejos funerarios; 3. la longevidad de Pepy II, de la VI dinastía, cuyo envejecimiento dañó la imagen de divinidad faraónica, desligitimándolo frente al pueblo y los altos funcionarios; 4. la vulnerabilidad frente a los pueblos extranjeros debido a una débil política externa; 5. un período de fuertes sequías que generó una hambruna generalizada y migraciones, con el consiguiente decrecimiento demográfico. Esto último también dañaba la legitimidad de la autoridad faraónica, pues era visto como una pérdida del favor de los dioses.

Los faraones pertenecientes a las dinastías VII y VIII son mencionados en la Lista Real de Abidos, un bajorrelieve hallado en el templo de Seti I en Abidos. La lista es enorme y se cree que solo fueron monarcas nominales, sin poder real.

La VIII dinastía finalizó hacia el año 2160 a.c. aproximadamente, en medio de un contexto caótico, con inestabilidad política y múltiples autoridades yuxtapuestas. Por entonces Egipto se encontraba dividida en tres partes:
El Delta, que se encontraba dominado por invasores asiáticos.
Egipto Medio, unificado y gobernado desde Heracleópolis (Nen-Nesu en idioma egipcio), donde se formaron las dinastías IX y X.
Sur de Egipto, unido y dominado por los reyes de Tebas, que fundaron la dinastía XI.

Durante la última parte de este período las autoridades de Tebas y Heracleópolis entablaron continuos conflictos, disputando la hegemonía sobre las diferentes regiones y, hacia el final, batallando por el control de todo el territorio egipcio. Hacia el 2130 a.c., con el surgimiento de la dinastía XI en Tebas se agudizó la lucha entre ambos centros de poder. Finalmente, por el año 2040 a.c. aproximadamente, el rey tebano Mentuhotep II logró conquistar Heracleópolis y unificar Egipto bajo su autoridad. Esta reunificación dio comienzo al Imperio Medio.

6. Imperio Medio (2050 - 1750 a.c.)

Abarca la segunda parte de la dinastía XI y la totalidad de la dinastía XII y coincide con el período de gobierno de Hammurabi en Babilonia y la conquista de Akad en manos del pueblo guti. El centro de poder real se movió a Tebas, que durante el Imperio Antiguo había sido una ciudad muy poco relevante. 

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Sesostris III

La unificación territorial llevada a cabo por Mentuhotep II no impidió que los nomarcas continuaran teniendo gran influencia a comienzos del período. A pesar de las reformas puestas en marcha por Mentuhotep II y sus sucesores con el propósito de centralizar el poder, los faraones no volvieron a tener la autoridad absoluta ni un pleno control del territorio como en el Imperio Antiguo. Con todo, en términos generales este fue un período de bastante paz y prosperidad económica, con gobernantes capaces, exitosos proyectos de expansión y construcción, y un florecimiento de las artes y las ciencias. 

Tras una crisis sucesoria desatada con el fin de la dinastía XI, la fundación de la dinastía XII por Amenemhat I inauguró una época de gran desarrollo económico, comercial y cultural. El auge del Imperio Medio se vivió durante el reinado de Sesostris III. Para entonces el poder había logrado centralizarse en Tebas, los nomarcas habían perdido bastante influencia y prosperaba mucho la economía y el comercio, principalmente con Creta, Biblos y el Punt.

Durante el Imperio Medio se desarrollaron paralelamente dos corrientes de culto religioso, una de ellas tenía como dios principal a Osiris, más popular y cercano al pueblo, mientras que el dios más importante de la otra era Amon-Ra (fusión entre el dios de la creación Amón y el dios sol Ra), más asociada a la realeza. Esta época fue el momento de apogeo literario egipcio, se consolidó el idioma que hoy conocemos como la lengua egipcia clásica y se crearon importantes textos que han llegado a nuestros días, como la Historia de Sinuhé, el papiro matemático Rhind y los Textos de los Sarcófagos.

Puedes encontrar información más detallada sobre la historia y características del Imperio Medio egipcio aquí: Imperio Medio – Egipto.

7. Segundo Período Intermedio (1800 - 1550 a.c.)

Se trata del período más oscuro  de la historia egipcia. Se han conservado muy pocos documentos y construcciones que den cuenta de lo ocurrido durante esta etapa. Abarca las dinastías XIII a XVIII, que en muchos momentos se yuxtaponen y coexisten, habiendo en Egipto más de un faraón gobernando sobre diferentes territorios. En el Bajo Egipto, hacia el siglo XVII a.c. tomaron el poder los hicsos, un pueblo extranjero proveniente de Oriente Próximo, fundando las dinastías XV y XVI.

Hacia 1800 concluyó la dinastía XII, y tomó el poder la dinastía XIII, con capital en Ity-Tauy, en las cercanías de Menfis. Los miembros de esta dinastía fueron gobernantes débiles, incapaces de ejercer un control real sobre el territorio. Esta ineptitud del poder central permitió que los dirigentes del Sais, un nomo en el delta occidental, se independizaran y proclamaran su propia dinastía, la XIV. El poder siguió fragmentándose y la debilidad monárquica era evidente. Los faraónes no solían durar más de dos años en el trono, mientras que los visires se mantenían en su puesto durante largo tiempo, viendo caer faraón tras faraón, ya que en la práctica eran los visires quienes ostentaban el poder real.

Las oleadas de pueblos nómadas asiáticos y libios fueron moneda corriente en el norte de Egipto ya desde la dinastía XII. Los hicsos fueron ganando cada vez más peso y lograron hacerse con el poder, fundando la dinastía XV que reinaría entre 1650y 1530 a.c. El fundador de esta sinastía fue Salitis, quien encabezó la invasión hicsa. Pronto cayeron las dinastías XII y XIV, que gobernaban en paralelo a la XV desde Tebas y Sais respecivamente. Este contexto de lucha e inestabilidad produjo un vacío de poder en el sur del Alto Egipto, permitiendo la formación de la dinastía XVI con capital en Tebas. Ésta gobernó durante unos 70 años en constante conflicto con los hicsos de Avaris, y finalmente cayó ante éstos. Hacia 1580 a.c. surgió en Tebas una nueva dinastía, la XVII. Los gobernantes de esta dinasíta batallaron contra los hicsos hasta lograr su expulsión del territorio egipcio. El papel de las reinas de la dinastía XVII fue sumamente importante: fueron hábiles consejeras, consiguieron muchos recursos y reclutaron tropas

Amosis, hermano del último faraón de la dinastía XVII, invadió Avaris y la conquistó, dando fin al poderío hicso en Egipto hacia 1550 a.c. Reunificó el territorio bajo el mando de la recién fundada dinastía XVIII. Él mismo fue el primer gobernante de esta dinastía bajo el nombre de Amosis I, por lo que la dinastía XVIII es básicamente una continuación de la XVII, sin ruptura en el linaje.

La llegada al trono de Amosis I y la fundación de la dinastía XVIII dan inicio al período conocido como Imperio Nuevo.

8. Imperio Nuevo (1550 - 1070 a.c.)

Con la reunificación territorial de Egipto bajo la dinastía XVIII se inauguró el Imperio Nuevo egipcio, que tuvo su capital en Tebas y comprendió las dinastías XVIII, XIX y XX. Las últimas dos dinastías se agupan bajo el nombre de Período Ramésida. A nivel internacional, esta época coincide con el gobierno de los últimos reyes del Imperio Antiguo en Asiria,  y el apogeo y caída de los reinos micénicos en Grecia. Se dio durante este período el éxodo de los israelitas desde Egipto hasta la tierra prometida del Canaán.

Fue destacable en esta época el rol de la mujer en el gobierno y la política. Como ejemplos podemos nombrar a Hatshepsut, de la dinastía XVIII, primera mujer faraón con todas las titulaturas masculinas correspondientes, y Nefertiti, Gran Esposa Real del faraón Akenatón (Amenofis IV) que reinó en igualdad de poder junto a su esposo. 

La dinastía XVIII logró centralizar el poder, apaciguar el Imperio y extender las fronteras. Además de su fundador Amosis I (o Amhose I), esta dinastía incluyó reconocidos personajes egipcios, como Akenatón y su esposa Nefertiti, protagonistas de una verdadera revolución al decretar al dios Atón como única deidad de culto oficial en Egipto, formando así la primer religión monoteísta de la historia; y el hijo y sucesor de Akenatón, Tutankamón, famoso por el reciente hallazgo de su bien preservada tumba en 1922, quien arregló los errores cometidos por su padre, restauró el panteón de dioses egipcios y se preocupó por reestablecer el orden social.

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Tablilla de Akenatón y Nefertiti adorando a Atón

La dinastía XIX, cuya fundación inaugura el período ramésida, incluye al quizás más celebre faraón de la historia egipcia, Ramsés II. Tercer rey de la dinastía, Ramsés II logró victorias militares, consiguió la paz con los hititas y su reinado fue una época de verdadera prosperidad económica y cultural. Gran construcutor, ordenó la edificación de imponentes monumentos, como los templos del complejo de Abu Simbel; el Ramesseum, que fue su propia tumba, en el Valle de los Reyes; o la ciudad perdida de Pi Ramsés Aa-najtu, edificada sobre las ruinas de la antigua capital hicsa, Avaris. El longevo Ramsés II, que gobernó por 66 años, fue el único gobernante de peso de la dinastía XIX. A su muerte comenzaron a aparecer en Egipto síntomas de decadencia y recesión que no harían más que empeorar, culminando con el fin de la dinastía XIX.

Fundada hacia 1990 a.c., el más importante de los faraones de la dinastía XX fue Ramsés III, que reinó por 30 años e intentó sin éxito recuperar la grandeza egipcia de antaño. Fue asesinado a por una conspiración urdida desde el harén real. Su muerte exacerbó el ambiente de inestabilidad en Egipto y se produjo una crisis dinástica, donde se sucedieron débiles faraones sin poder real que gobernaron por lapsos muy cortos. Hacia el final del período se desató la Guerra de los Impuros entre los seguidores de Amón de Tebas y los rebeldes de Heliópolis seguidores del dios Seth. La guerra concluyó con la derrota de los sethianos y el ascenso al poder de dos personalidades libias que se habían detacado en la batalla contra los rebeldes: Esmendes y Herihor. El territorio egipcio fue dividido, declarándose Esmendes faraón en el Bajo Egipto, y tomando Herihor el poder en el Alto Egipto.

Puedes encontrar información más detallada sobre la historia del Imperio Nuevo egipcio aquí: Imperio Nuevo – Egipto

9. Tercer Período Intermedio (1070 - 656 a.c.)

Este período se inaugura con la fragmentación política de Egipto en dos unidades distintas, una en el Bajo Egipto gobernada desde Tanis y cuyo faraón era el libio Esmendes; y otra en el Alto Egipto, dirigida desde tebas bajo el mando de Herihor, también libio, que sin embargo no ostentaba el cargo de faraón sino de Sumo Sacerdote de Amón y en lo nominal se consideraba vasallo del rey de Tanis. Esta etapa de inestabilidad, fragmentación y debilidad política abarca la dinastía XXI hasta la XXV. A nivel internacional coincide con la formación del Imperio Medio Asirio, los comienzos de la colonización griega en Asia Menor, la fragmentación del Imperio hitita y la expansión fenicia por el Mediterráneo.

Hacia el 980 a.c. asumió el trono de Tanis el rey Sheshonq I e impuso a su hijo como Sumo Sacerdote de Amón en Tebas, recuperando de momento la centralización del poder en Egipto. Floreció el comercio, sobre todo con Fenicia. Sheshonq, aprovechando la división del reino judío, saqueó Jerusalén, obteniendo un gran botín que permitió la prosperidad económica y la construcción. Los monarcas que le sucedieron no lograron mantener la unidad de Egipto y surgieron muchos centros de poder. Laregión del Kush (Nubia) se independizó formando un reino independiente dirigido por la recién fundada dinastía XXV, llamada también dinastía kushita. Los gobernantes de Kush pusieron pronto en práctica políticas imperialistas. Lograron someter a los distintos reyes que habían aparecido a lo largo de Egipto y reunificaron el territorio bajo su mando, trasladando la capital a Menfis. Este episodio pone fin al período y da comienzo a la Baja Época.

Puedes encontrar información más detallada sobre la historia del Tercer Período Intermedio egipcio aquí: Tercer Período Intermedio – Egipto.

10. Período Tardío o Baja Época (656 - 322 a.c.)

Esta etapa inicia con la fundación de la dinastía XXVI por Psamético I, príncipe de Sais, quien liberó egipto de los conquistadores asirios que se habían hecho con el poder hacia el 660 ac. Concluye con la conquista de Alejandro Magno sobre Egipto, y comprende la dinastía XXVI hasta la dinastía XXX.

La dinastía XXVI o saíta reinó en un período de prosperidad, en el que floreció el comercio, el arte y la arquitectura. Se dio durante este período una mayor presencia griega en la región de la franja costera de Lidia y el Mediterráneo, donde fundaron colonias.

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Encuentro entre Cambises II y Psammético III, pintura de Adrien Guignet.

Esta etapa se vio interrumpida por la amenaza persa y la campaña de conquista de Ciro II el Grande y su hijo Cambiases, que logro hacerse con el control de todo Egipto. Los persas, que como soberanos se conocen como la dinastía XXVII, gobernaron políticamente pero respetaron las costumbres y tradiciones egipcias. La dominación persa continuó hasta el 404 a.c., cuando un levantamiento de los egipcios logró vencer a los persas y el pais se independizó momentáneamente bajo el mando de Neferites I, fundador de la dinastia XXVIII. Durante el breve período de independencia egipcia tras la dominación persa se sucedieron las dinasitas XXVIII, XXIX y XXX. Los persas consiguieron reconquistar Egipto hacia el 343 a.c., pero en el 332 a.c., Alejandro Margo, rey de Macedonia, y su ejército ingresaron en Egipto, expulsaron a los persas y se hicieron con el poder. Fueron recibidos como libertadores por los egipcios y Alejandro fue coronado faraón.

Tras la muerte de Alejandro en el 323 a.c. los territorios que había conquistado quedaron a cargo de sus generales. Ptolomeo fue el designado para gobernar Egipto, y así lo hizo hasta su muerte, habiendo sido coronado faraon. Sus descendientes heredaron el cargo y conformaron la dinastía Ptolemaica.

Puedes encontrar información más detallada sobre la historia del Período Tardío o Baja Época egipcia aquí: Período Tardío o Baja Época – Egipto.

11. Período Helenístico (332 - 30 a.c.)

Ptolomeo, que quedó a cargo del control de Egipto tras la muerte de Alejando Magno, renunció a las ambiciones de hacerse con el control de todo el Imperio Macedonio y en su lugar se concentró en consolidar su poder y reforzar la seguridad en el territorio bajo su mando. Él y sus sucesores lograron conformar un estado fuerte y centralizado, con una eficiente administración. Ptolomeo II trasladó la capital de Menfis a Alejandría, que se convirtió en un próspero centro artístico, comercial e intelectual. Se emplazaron allí grandes construcciones como la Biblioteca de Alejandría, una de las más grandes y prestigiosas de la historia, y el Faro de Alejandría, considerada una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. La prosperidad continuó en Egipto hasta la muerte de Ptolomeo III, que inició un período de declive, con gobiernos débiles, levantamientos internos, invasiones y crisis sucesorias. Tras la conquista de Grecia por parte de los romanos, Egipto como estado independiente fue cayendo poco a poco bajo una tutela indirecta de Roma, que no ejercía un control efectivo en el territorio pero influenciaba mucho la política interna en función de los intereses romanos.

Hacia el silgo I a.c., Cleopatra VII inició un amorío con el general romano Julio César, que la ayudó a derrocar a su hermano Ptolomeo XIII y hacerse con el trono de Egipto, que legítimamente le correspondía. Tras el asesinato de Julio César, en Roma se desencadenó un conflicto por el poder entre republicanos y cesaristas, estos últimos liderados por el sobrino de César, Marco Antonio. Los cesaristas vencieron y se formó un Triunvirato formado por Marco Antonio, Octavio y Marco Emilio Lépido.

Marco Antonio solicitó un encuentro en Tarso con Cleopatra para exigirle una explicación por su falta de apoyo a los cesaristas durante la guerra civil, en la que la reina de Egipto había adoptado una postura neutral. Contrario a lo previsto, durante este encuentro Cleopatra logró seducir a Marco Antonio, y este fue el inicio de una turbulenta historia de amor. Poco a poco Marco Antonio fue descuidando los intereses romanos en favor de su amante y posteriormente esposa Cleopatra, lo que generó enfrentamientos con Octavio y finalmente culminó en la declaración de Guerra de Roma contra Egipto. En la decisiva Batalla de Accio las tropas romanas lograron vencer a las fuerzas de Cleopatra y Marco Antonio, dando la victoria definitiva a Octavio. Tras la derrota primero Marco Antonio y luego Cleopatra se suicidaron, y Octavio avanzó vencedor sobre Alejandría. Este episodio pone fin a la historia del Antiguo Egipto como entidad independiente, pues a partir de aquí la región estuvo bajo tutela de Roma. 

Cleopatra y Marco Antonio - Antiguo Egipto
Cleopatra y Marco Antonio - pintura de Kinuko Craft

Puedes encontrar información más detallada sobre la historia del Período Helenístico egipcio aquí: Período Helenístico – Egipto.