Durante sus más de cuarenta años de reinado Sesostris I llevó a cabo campañas de expansión sobre el Kush (Nubia, al sur de Egipto), fundando allí colonias egipcias. Esta región daba acceso a las minas de oro, plata y cobre, por lo que su importancia económica era enorme. Continuó la labor de centralización iniciada por su padre, manteniendo a raya la influencia de los nomarcas. Fomentó la producción de bienes y estableció relaciones comerciales con Creta, Chipre y Siria. La construcción también gozo de gran impulso, y entre las obras de este período destaca la restauración del templo de Ra en Heliópolis.
Sesostris I fue sucedido por su hijo Amenemhat II, que durante algunos años fue corregente junto a su padre y gobernó durante más de tres décadas. Continuó la tendencia a la centralización del estado y realizó campañas de expansión hacia Nubia, Sinaí y el Punt, además de una progresiva y pacífica penetración en Palestina. Tanto él como sus sucesores intentaron potenciar el rendimiento agrícola de la región de El Fayum, un oasis al oeste del Nilo y cercano a Menfis. El hijo y sucesor de Amenemhat II, llamado Sesostris II, inició un proyecto de irrigación, con un dique y un sistema de drenaje, que fue finalizado por su nieto Amenemhat III. Un dato de interés es que la principal ciudad de la zona de El Fayum era Shedet, cuyo nombre en griego era Cocodrilópolis, es decir, ciudad de cocodrilos. Ésta era el principal centro de culto a Sobek, dios cocodrilo, y el lugar estaba de hecho plagado de estos animales. Amenemhat III mandó a construir su majestuoso complejo funerario en esta región, que fue conocido por los griegos como El Laberinto.