Antigua Grecia
Antigua Grecia
Antigua Grecia
A pesar de no ser la cuna de la civilización en sí misma, podemos decir que Grecia fue, al menos, la cuna de la civilización europea. La cultura griega se desarrolló en la península de los Balcanes, en el sudeste europeo. Este territorio limita con el Mar Mediterráneo por el sur, el Mar Egeo por el este y el Mar Jónico por el oeste. En la Antigüedad, limitaba por el norte con Iliria y Macedonia. La geografía de este territorio, muy accidentada por la presencia allí de numerosas cadenas montañosas que forman valles estrechos, favoreció la fragmentación política. Se formaron pequeños estados independientes y surgieron repúblicas como Atenas y Esparta. El clima templado característico de la zona, gracias a la acción termorreguladora de los mares que la rodean, propició los eventos públicos y la vida al aire libre.
Las primeras civilizaciones registradas en el territorio que corresponde actualmente a Grecia fueron prehistóricas, como la egeo o la cicládica, y no produjeron registros escritos. La historiografía de la cultura griega propiamente dicha tiene sus inicios hacia el 3000 a.c. y puede dividirse en cinco períodos principales:
- Período Cretomicénico (3000 – 1200 a.c.)
- Edad Oscura (1200 a.c. – 700 a.c.)
- Grecia Arcaica (700 a.c. – 499 a.c.)
- Grecia Clásica (499 – 336 a.c.)
- Conquista Macedónica y Grecia Helenística (336 – 30 a.c.)
1. Período Cretomicénico
Surgieron durante este período dos grandes civilizaciones, que sentarían las bases de lo que posteriormente sería la cultura griega clásica. Éstas fueron: la cretence o minoica, que se desarrolló en la isla de Creta; y la micénica, que apareció en la península del Pelopoeso. A pesar de haber sido escrito largo tiempo después por Homero, los relatos de la Ilíada y la Odisea están ambientados en esta época y retratan, aunque de forma ciertamente fanstasiosa, importantes eventos ocurridos durante este período, como la Guerra de Troya.
Si bien los primeros pobladores se asentaron en Creta hacia el 6000 a.c., la cultura minoica no alcanzó su apogeo sino hasta el 2000 a.c.. Por entonces, los cretenses dominaban el comercio en el Mediterráneo oriental, pues la estratégica ubicación de la isla propició el desarrollo de la navegación y el intercambio comercial. Surgieron en Creta poderosas ciudades, como Festos y Cnosos, donde fue hallado el imponente Palacio de Cnosos, muestra de la riqueza y prosperidad ostentada por esta cultura. No se conoce a ciencia cierta la causa que llevó al derrumbe de la civilización cretense, pero se especula que pudo deberse a un devastador terremoto o maremoto.
La heredera de la grandeza cretense fue la civilización micénica, cuyo centro era la ciudad de Micenas en el Peloponeso. En principio los micénicos habrían estado bajo el control de Creta, y tras el colapso de ésta habrían extendido su influencia haciéndose con el control comercial del Mar Egeo. La influencia comercial derivó pronto en influencia política, y dentro del territorio controlado por Micenas surgieron poderosas ciudades como Atenas en Grecia Central y Yolco en Tesalia. La cultura micénica adoptó muchos componentes cretenses, por lo que es conocida también como cretomicénica, siendo en definitiva una continuación de la cultura de Creta. Gracias al intercambio constante con pueblos lejanos, sin embargo, los micénicos añadieron también a su cultura muchos elementos orientales. La grandeza de Micenas se observa en las murallas ciclópeas que rodean la ciudad, así como en monumentales construcciones, siendo la llamada Tumba de Agamenón (o Tesoro de Atreo) una de las más emblemáticas. La decadencia de Micenas comenzó hacia el 1200 a.c. y en el 1104 a.c. sucumbió finalmente ante las invasiones de las tribus dorias del norte.
Puedes encontrar información más detallada sobre la historia del Período Cretomicénico griego aquí: Período Cretomicénico – Antigua Grecia.
2. Edad Oscura
Se denomina de este modo al período que transcurre desde el colapso de la civilización micénica hacia el 1200-1100 a.c. hasta el comienzo de la época arcaica griega en el siglo VIII a.c. Su normbre deriva de la escasez de fuentes encontradas, que dificulta mucho la recontrucción de la realidad y los hechos históricos de esta era. Por lo que se sabe, la invasión dórica en la región dio inicio a un período de decadencia. El comercio marítimo decayó, generando un gran empobrecimiento y un aislamiento cultural.
Progresivamente, entre el siglo XI y IX a.c., fue resurgiendo la actividad económica y comercial y se dio un proceso de urbanización. Las tribus invasoras indoeuropeas (dorios, jonios, aqueos, eolios) se fusionaron con las familias sobrevivientes de la acabada civilización cretomicénica. Las pequeñas aldeas se fusionaron y terminaron por formar grandes ciudades, como Esparta. Estas ciudades eran políticamente independientes entre sí, por lo que se consideran ciudades-estado, llamadas comúnmente polis. El proceso por el cual las pequeñas aldeas originarias se unieron en entidades de mayor tamaño dando vida a las polis se conoce con el nombre de sinecismo (synoikismos en griego). Las ciudades-estado eran gobernadas por reyes, que ejercían la máxima autoridad política, militar y religiosa. En Esparta, sin embargo, la autoridad de los monarcas fue poco a poco reemplazada por un gobierno aristocrático oligárquico, formado por terratenientes.
Se trata, en definitiva, de un período de transición, acomodamiento y consolidación de las principales características que dieron lugar al surgimiento de Grecia como civilización. Durante esta etapa de cambios fueron frecuentes las migraciones, conquistas, destrucción y reconstrucción de ciudades a lo largo del territorio. Fue una época turbulenta y los habitantes de la región debieron sufrir incontables vicisitudes. La inestable situación fue resquebrajando los valores asociados al sistema monárquico. Poco a poco comenzó a sembrarse en el pensamiento griego la semilla de una idea verdaderamente revolucionaria: si los reyes no eran capaces de garantizar la supervivencia y seguridad de sus súbditos, ellos mismos, el pueblo, podían gobernarse y garantizar su propio bienestar.
3. Grecia Arcaica
Tradicionalmente, se considera que la época arcaica griega tiene su inicio durante la primera olimpíada. Los primeros juegos olímpicos se celebraron en el año 776 a.c. Se llama olimpíada al cómputo de tiempo de cuatro años que transcurre entre un Juejo Olímpico y otro. El final de la época arcaica suele establecerse con la Revuelta Jónica en el 499 a.c., momento en que los griegos de Asia Menor pideron ayuda a las polis de la Grecia continental para combatir el avance persa. Tal evento fue una de las causas coyunturales que desencadenó las Guerras Médicas.
Durante este período las ciudades-estado griegas se desarrollaron mucho, crecieron económicamente y expandieron su poderío por todo el Mediterráneo. Si bien estaban políticamente fragmentados, los griegos lograron construir una identidad común frente a los otros pueblos de la Antigüedad, que se manifestó en la cultura y el arte. La cosmovisión griega tendió a valorar mucho el equilibrio, el orden y la reflexión. Asimismo, se fue consolidando en el mundo griego un sistema de producción esclavista.
En principio se establecieron en las polis sistemas políticos oligárquicos, en los que las familias aristocráticas ostentaban el poder político. Con el desarrollo económico fue surgiendo una nueva clase media y se dio un gran crecimiento demográfico. La injusta distribución del poder y la riqueza generó pronto conflictos sociales que tuvieron dos válvulas de escape: la colonización del Mediterráneo, que abrió nuevos puestos de poder a través de los cuales los aspirantes al ascenso social lograron acceder al gobierno de las colonias; y las reformas sociopolíticas al interior de las polis, puestas en marcha por tiranos y legisladores.
La creación de colonias a lo largo del Mediterráneo fue impulsada principalmente por las presiones físicas de una población que crecía en polis que no podían expandirse territorialmente en el continente. Las colonias que se fundaron mantuvieron en su mayoría un estrecho vínculo de dependencia comercial, religiosa y en muchos casos política con la región de origen (la ciudad madre, traducida como metrópolis).
En cuanto a las reformas sociopolíticas, en las polis aparecieron personajes de origen aristocrático conscientes del malestar social y la necesidad de implementar reformas que redistribuyeran de manera más equitativa el poder. Estas figuras fueron llamadas tiranos, y no accedían al poder por medios institucionales sino mediante revueltas populares o golpes de estado. Algunos tiranos tuvieron importantes logros en materia social y política, como Pistrato de Atenas, o Fidón de Argos, considerado el creador de la falange hoplita (una revolucionaria y eficiente táctica militar que democratizó el arte de la guerra, antaño limitado a aquellos que podían costear los caron equipos). En Atenas Dracón, Solón y Clístenes pusieron en marcha diversas reformas y terminaron por institucionalizar un complejo nuevo sistema político que se llamó Democracia (Demos significaba pueblo y cracia derivaba de gobierno, es decir, gobierno del pueblo).
Se desarrolló mucho la arquitectura, con la creación de santuarios panhelénicos y magníficos templos como el Templo de Hera en Olimpia, y la creación de dos de los órdenes clásicos: el dórico y el jónico. En lo que refiere a escultura, hubo gran influencia egipcia y se consolidó el estilo severo, considerado transitorio al estilo griego clásico. En cuanto a la escritura, se creó el alfabeto griego, basado en el alfabeto fenicio, y se consolidaron géneros como la poesía lírica, la tragedia, la prosa o la fábula; también se desarrolló y perfeccionó el arte de la retórica.
Los filósofos de este período se conocieron como presocráticos y entre los más importantes destacan Tales de Mileto, considerado el creador de la filosofía, Heráclito, Parménides, Anaximandro y Pitágoras. En lo que refiere a la religión, se organizaron y consolidaron las creencias de la época micénica, dando forma definitiva a la religión griega. Los griegos eran politeístas. Adoraban muchas divinidades, pero las más importantes eran los doce dioses del Olimpo. También rendían culto a los héroes. Tenían gran peso los santuarios oráculos, siendo el más importante el Oráculo de Delfos.
Puedes encontrar información más detallada sobre la historia y características del Período Arcaico griego aquí: Período Arcaico – Antigua Grecia.
4. Grecia Clásica
El período inicia, de acuerdo a la historiografía tradicional, con la revuelta de Jonia en el 499 a.c. y durará hasta la conquista de Alejandro Magno en el 336 a.c., que da comienzo a la época helenística. Durante la era clásica tanto la cultura como las polis alcanzaron su máximo desarrollo. Algunas ciudades-estado destacaron sobre otras. En la Grecia europea las ciudades más importantes fueron Esparta, Atenas y Tebas; en la Grecia asiática destacaron Mitilene en la Isla de Lebos, Mileto, Efebo y Esmirna en Jonia, entre muchas otras. A partir del siglo VI a.c., sin embargo, se fue profundizando cada vez más la supremacía política y cultural de Esparta y Atenas.
Si bien las guerras entre polis fueron frecuentes, hubo dos grandes conflictos que fueron decisivos y moldearon este período: las Guerras Médicas y la Guerra del Peloponeso. Las Guerras Médicas fueron una serie de conflictos entre el Imperio Persa Aqueménida y las polis griegas, aliadas en la Liga Panhelénica contra un enemigo común. Durante este largo período de conflicto y rivalidad hubo dos momentos especialmente críticos: las dos expediciones fallidas de los persas contra las polis griegas. La primera, comúnmente conocida como Primera Guerra Médica, se dio entre el 492 y el 490 a.c.; la Segunda Guerra Médica tuvo lugar entre el 481 y el 479 a.c. Tras algunas victorias persas, las fuerzas griegas terminaron por demostrar su superioridad y vencer a sus enemigos en batallas decisivas como la de Platea o la de Micale. El fin oficial de las hostilidades se dio con el acuerdo de la Paz de Calias en el 449 a.c. Tal vez la consecuencia más importante de las Guerras Médicas fue la progresiva rivalidad que fue gestándose entre Esparta y Atenas, las dos ciudades que lideraron a la Liga Panhelénica en la lucha. Ambas polis tenían intereses disímiles e incluso, aunque dentro de un marco cultural común, cosmovisiones diferenciadas. El fin de las Guerras Médicas también dio paso a un período de florecimiento económico, filosófico y cultural, sobre todo en Atenas.
En materia de arte, el estilo severo en la escultura evolucionó hasta permitir el surgimiento del estilo clásico, considerado el punto de mayor perfección de la escultura griega. En arquitectura se dio el apogeo de los estilos dórico, jónico y corintio (comúnmente conocidos como órdenes clásicos), ya bien definidos y desarrollados, que se plasmaron en construcciones como el Partenón. En cuanto a la literatura, el teatro fue el género literario más desarrollado. Fueron muchos los escritores de tragedias y hacia el siglo V a.c. surgió la comedia, cuyo principal referente fue Aristófanes. También comenzó a desarrollarse la historia como disciplina científica, de la mano de los grandes historiadores Heródoto y Tucídides. Asimismo, la época de esplendor de la filosofía griega. Aparecieron en este período tres de los más grandes pensadores de la filosofía Occidental: Sócrates, Platón y Aristóteles.
El fin de las Guerras Médicas vino acompañado por un progresivo aumento del poder ateniense. La competencia por la hegemonía entre Esparta y Atenas terminó por generar una grieta en la Hélade, que se dividió en dos bandos diferenciados: La Liga de Delos, encabezada por Atenas; y la Liga del Peloponeso, al mando de Esparta. Atenas tomó algunas medidas que afectaron a las aliadas de Esparta, principalmente a Corinto y Megara, y esta fue la causa coyuntural del estallido de la Guerra del Peloponeso en el 431 a.c. Tras varias victorias de ambos bandos, progresivamente el conflicto se fue torciendo en favor de Esparta. La Liga del Peloponeso asedió las polis de la Liga de Delos y logró impedir su abastecimiento. Sin poder aguantar más Atenas capituló en el 404 a.c., reconociendo oficialmente la hegemonía espartana en el mundo griego. El fin de las hostilidades dejó a las polis muy debilitadas y endeudadas, sobre todo con Persia. El comercio decayó y el largo período de guerras produjo una crisis moral, religiosa e ideologica que derivó en la aparición de corrientes como el estoicismo. Se considera que la guerra del Peloponeso terminó con el poderío y prosperidad de la Grecia clásica.
La pobreza y destrución productos de la guerra, sumadas a las divisiones y conflictos al interior de la Hélade, crearon un clima de absoluta debilidad e inestabilidad. Tal contexto sería aprovechado por los macedonios para imponer su dominio.
Puedes encontrar información más detallada sobre la historia y características del Período Clásico griego aquí: Período Clásico – Antigua Grecia.
5. Conquista Macedónica y Grecia Helenística
Hacia el siglo IV a.c., el reino de Macedonia al norte de Grecia se volvió sumamente poderoso, y bajo el mando de su rey Filipo II comenzó a expandirse, anexándose territorios pertenecientes a diferentes polis griegas y ganando una influencia cada vez mayor en la Hélade. Su hijo, Alejandro III de Macedonia, continuó la labor de su padre, consolidó su poder y dominio sobre todas las polis griegas y siguió expandiéndose hasta anexionarse Egipto, la franja Sirio-Palestina que incluía grandes centros como Babilonia, los territorios pertenecientes al Imperio Persa Aqueménida y la región del Punjab en la India. El colosal Imperio formado por Alejandro Magno quedó acéfalo a su muerte en el 323 a.c., pues él no dejó descendencia capaz de gobernar. Puedes encontrar información más detallada sobre la expansión de Macedonia y la vida de Alejandro Magno aquí: Expansión de Macedonia: Filipo II y Alejandro Magno.
El Imperio fue dividido entonces entre los más destacados generales de Alejandro, conocidos como diádocos. Pronto comenzaron a surgir disputas y enfrentamientos entre ellos, pues deseaban hacerse con el control del Imperio en su totalidad. Estos conflictos, llamados comúnmente “Guerras de los diádocos” culminaron con la división del Imperio entre los generales vencedores, cada uno de los cuales fundó su propia dinastía en el lugar bajo su mando: Macedonia y Grecia continental quedaron bajo el mando de la dinastía Antigónida, descendiente de Antígono; Egipto, Chipre y Sicilia fueron gobernadas por la dinastía Ptolemaica o Lágida; y los territorios de Asia Menor, Siria, Mesopotamia y Persia quedaron bajo el poder de Seleuco y sus descendientes, conformando el Imperio Seléucida.
Las debilidades de las dinastías helenísticasticas fueron asentándose cada vez más. Los reyes ptolemaicos y seléucidas se enfrentaron en muchas ocasiones por algunos territorios en disputa, lo que mermó las fuerzas de ambos; el enorme imperio seléucida debió luchar contra levantamientos internos y simultáneamente hacer frente a ataques externos de los romanos y de los reinos vecinos, lo que lo debilitó mucho y propició su progresiva fragmentación; además, tanto en Grecia como en los territorios seléucidas no hubo una cohesión interna real frente a la amenaza romana y algunas regiones al interior de estos reinos se pusieron incluso a favor del bando romano. Hacia finales del siglo II a.c. la debilidad de las ciudades griegas era demasiada y finalmente Grecia cayó bajo el control de Roma. El Imperio Sléucida también sucumbió y fue dominado por los romanos.
Mientras tanto en Egipto, Cleopatra VII se alió con su amante, el romano Marco Antonio, y juntos declararon la Guerra a Roma. Tras ser derrotados por Octavio en la Batalla de Accio, Marco Antonio primero y luego Cleopatra se suicidaron en el 30 a.c., dando fin al período helenístico y reafirmando la consolidación del poder de Roma, que pasaría a convertirse en un gran Imperio.
En materia cultural, se dice que durante esta época la cultura griega se volvió universal al fusionarse con las tradiciones de los pueblos conquistados y dar origen a una cultura híblida y cosmopolita, en contraste con la cultura localista de la Grecia clásica. Las grandes ciudades se convirtieron durante este período en centros de saber, cultura, ciencias y arte, en especial las ciudades y colonias orientales como Alejandría, Pérgamo o Antioquía. Las artes visuales y la escultura se tornaron más realistas y expresivas. Se crearon durante esta época famosas obras como la Venus de Milo, la Victoria Alada de Samotracia e incluso el Coloso de Rosas, una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo que no ha llegado a nuestros días. En arquitectura sobresalió el uso de columnas de orden corintio y se contruyeron célebres edificaciones como el Altar de Zeus en Pérgamo, el Faro de Alejandría, la Biblioteca de Alejandría y el Museion de Alejandría.
El período helenístico constituye el momento de máximo esplendor de la ciencia griega, principalmente en Alejandría. Las ciencias se especializaron y se independizaron de la filosofía, que antes comprendía todo el saber. El Museion de Alejandría, templo dedicado a las musas y equipado para el estudio y la investigación, albergó a los más aclamados poetas, escritores y científicos de la Antigüedad. Se dieron enormes avances en astronomía, ciencias naturales, medicina, geografía y matemáticas. Durante este período vivieron grandes eruditos como Hipócrates, padre de la medicina, Posidonio o Apolonio. También se dio un gran desarrollo de la filosofía. Surgieron nuevas corrientes filosóficas, muy concentradas en la moralidad, que ofrecían consejos y métodos para adaptarse y estar en paz en contextos o situaciones desfavorables. Entre el siglo IV y el III a.c. fue ganando peso la doctrina filosófica del cinismo, y posteriormente se desarrollaron otras corrientes, preocupadas también por el camino para lograr la felicidad y la paz interior viviendo de acuerdo a la moral. Entre las muchas escuelas que surgieron durante el período helenístico destacaron tres: el estoicismo, el epicureísmo y el escepticismo.
Puedes encontrar información más detallada sobre la historia y características del Período Helenístico aquí: Período Helenístico – Antigua Grecia.