Período Arcaico
Período Arcaico
Período Arcaico - Antigua Grecia
Tradicionalmente se considera que la época arcaica griega tiene su inicio durante la primera olimpíada. Los primeros juegos olímpicos se celebraron en el año 776 a.c. Se llama olimpíada al cómputo de tiempo de cuatro años que transcurre entre un Juejo Olímpico y otro. El final de la época arcaica suele establecerse con la Revuelta Jónica en el 499 a.c., momento en que los griegos de Asia Menor pideron ayuda a las polis de la Grecia continental para combatir el avance persa. Tal evento fue una de las causas coyunturales que desencadenó las Guerras Médicas.
Durante los siglos que comprende este período, las ciudades-estado griegas se desarrollaron mucho, crecieron económicamente y expandieron su poderío por todo el Mediterráneo. Si bien estaban políticamente fragmentados, los griegos lograron construir una identidad común frente a los otros pueblos de la Antigüedad, que se manifestó en la cultura y el arte. La cosmovisión griega consideraba que el universo era un todo ordenado, y por tanto podía ser conocido y explicado. Este pensamiento racional se combinababa con una enorme colección de relatos mitológicos, con antiguos héroes y poderosos dioses como protagonistas, que intentaban explicar los orígenes del mundo y los fenómenos naturales. Los griegos se consideraban a sí mismos parte integrante de una totalidad orgánica, ordenada por leyes inmanentes. En relación con dicha totalidad es que el humano adquiría su sentido. Durante esta época se fue conformando en el pensamiento griego una tendencia a valorar mucho el equilibrio, el orden y la reflexión. En Atenas, de hecho, el ocio y la reflexión estaban bien vistos, por ser el medio por el cual el hombre adquiría conocimiento. Vale aclarar que en Esparta, a pesar de compartir en términos generales la cosmovisión griega, el ocio era condenado.
Durante la era arcaica se logró reestablecer el orden dentro de las polis. Se consolidaron sistemas políticos oligárquicos, en los que las familias más ricas y poderosas ejércían conjuntamente el gobierno. A lo largo del período estas familias no perdieron su influencia, pero su poder se vio en parte atenuado. La recuperación del orden interno creó un ambiente de estabilidad y seguridad que permitió un gran creciemiento demográfico y un nuevo florecimiento comercial. Las riquezas y la prosperidad económica estaban, sin embargo, muy mal repartidas. La concentración de la riqueza en pocas manos derivó en un clima de malestar, insatisfacción y conflictos sociales. Esta incómoda circunstancia no provocó una explosión interna, sino que fue apaciguada mediante dos válvulas de escape: la colonización del Mediterráneo, que abrió nuevos puestos de poder a través de los cuales los aspirantes al ascenso social lograron acceder al gobierno de las colonias; y las reformas sociopolíticas al interior de las polis, puestas en marcha por tiranos y legisladores.
- Colonización del Mediterráneo -
A diferencia de lo que cabría esperarse, las primeras expediciones de expansión colonial no fueron protagonizadas por las polis más grandes y poderosas, sino por algunas ciudades-estado pequeñas y cercanas al mar, que se vieron en aprietos por la presión física del crecimiento demográfico y la imposibilidad de expansión territorial en el continente. Decidieron entonces enviar expediciones navales de emigrantes en busca de nuevos territorios, a las que se les impedía regresar a la ciudad de origen si fracasaban. Quienes tenían éxito fundaban colonias en las nuevas regiones. Éstas eran muy diferentes unas de otras: algunas se convertían en centros urbanos, otras tenían un carácter manufacturero, y otras se fundaban con propósitos principalmente militares y de estrategia. Las colonias solían mantener un estrecho vínculo de dependencia comercial, religiosa y en muchos casos política con la región de origen (la ciudad madre, traducida como metrópolis). De esta manera, ciudades sin mayor peso como Corinto, Mileto o Rodas se expandieron colonialmente hacia el Mediterráneo occidental, llegando hasta la península Ibérica.
- La guerra -
Al igual que el resto de las civilizaciones de la Antigüedad, los griegos veían la guerra como una actividad inevitable e incluso bella o romántica. Los valores castrenses como la valentía, el compañerismo o el sacrificio eran glorificados, y la instrucción militar era una parte fundamental de la educación de los jóvenes. Los griegos eran conscientes, sin embargo, del lado oscuro de la guerra, la miseria y crueldad que venía asociada a ella. Hacia el siglo VIII a.c., Homero logró plasmar en la Ilíada ambas caras de la guerra.
Durante la época arcaica no hubo grandes guerras con pueblos externos, y la mayoría de los conflictos bélicos se dieron al interior de las polis, como guerras civiles, y entre polis, formándose muchas veces alianzas y bandos enfrentados. Conscientes del riesgo de destrucción mutua, y unidos en el fondo por el sentimiento de pertenencia a una cultura común, los griegos establecieron muchas limitaciones a la guerra para apaciguar su capacidad de aniquilación.
En un comienzo, los enfrentamientos terrestres entre las polis griegas eran como se describe típicamente en la Ilíada: una lucha individual entre campeones, transportados al campo de batalla en carros de guerra. Cada guerrero poseía un equipo y armas muy caras, además de caballos de tiro para el carro. Eran pocos los que podían afrontar tales gastos, por lo que la guerra era una actividad a la que solo accedían los ricos aristocráticos. Esto fue así hasta la creación de la falange hoplita, que revolucionaría significativamente la manera de luchar. La falange como organización táctica estaba constituida por soldados de a pie llamados hoplitas, que usaban un equipo de armas barato y combatían en forma cerrada junto a sus conciudadanos. En la falange no existía la división social. Tal era la efectividad de esta formación que terminó siendo imitada por otros pueblos del Mediterráneo.
-Conflictos y reformas sociopolíticas -
El sistema político de las polis era oligárquico. Aunque en un principio eran gobernadas por reyes, el poder efectivo se concentraba en una poderosa clase dirigente formada por las familias ricas y nobles. Progresivamente los reyes fueron desapareciendo, siendo reemplazados por magistrados escogidos entre las familias más importantes. La aristocracia continuó manteniendo sus privilegios e influencia gracias a sus propiedades y a su peso en materia militar, ya que sus armas caras y sus sofisticados equipos de guerra les permitían acceder a los altos puestos del ejército. Eran además los que mayor proporción de botín y esclavos recibían al vencer en un enfrentamiento. Su poderío permitía a los aristócratas ejercer fuertes presiones impositivas sobre los campesinos pobres, que en muchos casos, al no poder pagar sus deudas, terminaban convertidos en esclavos. Paulatimanete se fue consolidando en el mundo griego un sistema de producción esclavista.
Se dio durante la época arcaica una progresiva intensificación del comercio y la navegación. Los griegos incorporaron a su sistema el uso de la moneda, siguiendo los ejemplos de Persia y Lidia, lo que dinamizó significativamente las transacciones y aceleró el flujo comercial. Fue surgiendo una nueva clase media, formada por mercaderes, comerciantes y navieros que acumulaban cada vez mayores riquezas. Su esplendor económico tuvo su contraparte poíltica, y esta clase fue adquiriendo mayor poder e influencia en el gobierno de las polis, sobre todo en los principales centros portuarios.
Los rápidos cambios sociales tensionaron las estructuras poilticas oligárquicas de las ciudades, y en su interior estallaron conflictos civiles. Desde mediados del siglo VII a.c. fueron surgiendo algunos aristócratas conscientes de la necesidad de aplicar reformas sociopolíticas. Uno de ellos fue Licurgo, legislador de Esparta. En Atenas Dracón, Solón y Clístenes pusieron en marcha diversas reformas y terminaron por institucionalizar un complejo nuevo sistema político, que se llamó Democracia (Demos significaba pueblo y cracia derivaba de gobierno, es decir, gobierno del pueblo). Los menos queridos de estos caudillos aristocráticos han pasado a la historia como tiranos, que aunque hoy el término posea un carácter peyorativo, en la época griega se designaba así a los líderes de cuna aristocrática que no accedían al poder por medios institucionales, sino mediante revueltas populares o golpes de estado. Una vez que alcanzaban el poder, los tiranos tenían dos maneras de mantenerse en el cargo: bien por la legitimidad que les aportaba el apoyo de las clases populares, cuyos derechos clamaban (demagógicamente) defender; o bien mediante el uso de la represión. A pesar de su negativa connotación actual, algunos tiranos tuvieron importantes logros en materia social y política, como Pistrato de Atenas, o Fidón de Argos, considerado el creador de la falange hoplita. Hubo tiranos que eximieron a los campesinos de pesadas cargas impositivas, y otros pusieron en marcha reformas que impulsaron mucho el comercio a larga distancia. Reorganizaron también las institiuciones polticas, promoviendo la participación ciudadana (siempre limitada a los hombres griegos libres, excluyendo a mujeres, extranjeros y esclavos).
El sistema espartano no llegó a flexibilizarse de tal manera, y mantuvo una estructura política rígida. En la cúspide de la pirámide social se hallaba la aristocracia, con gran influencia política. La clase media, a pesar de tener una buena posición económica no gozaba de derechos ni participación política, y los campesinos pobres estaban reducidos casi a la servidumbre, aunque no eran esclavos.
Arte, cultura y pensamiento
-Arquitectura -
Se fijaron durante este período las formas de los templos, que derivaron del llamado Megarón Micénico: una base rectangular compuesta por un techo a dos aguas y elementos estructurales de madera. Con el paso del tiempo, sin embargo, muchas columnas y componentes de madera fueron reemplazados por piedra. Han llegado a nuestros días los restos de incontables templos construidos durante la Grecia arcaica, como el Templo de Hera en Olimpia el Templo de Afaya en Egina (que junto al Partenón y el Promontorio de Sunión formaban el llamado “Triángulo Sagrado”).
Otras construcciones notorias de esta época son los santuarios panhelénicos (es decir “de todos los griegos”). En ellos se celebraban juegos en los que competían atletas y aurigas (así se llamaba a los conductores de carros de la Antigüedad) de todas las polis. Los vencedores recibían una corona de laureles, símbolo que ha llegado hasta nuestros días. Además eran considerados dioses o semidioses, se los representaba en estatuas y murales, y recibían cuantiosas ofrendas, tan vastas que se erigían edificios enteros para guardarlas. Si bien existían muchos juegos panhelénicos, cuatro eran los más prestigiosos, y los competidores que concurrían de manera periódica se ganaban una respetable reputación. Éstos eran los Juegos Píticos, en el Santuario de Apolo en Delfos; los Juegos Ístmicos, en el Santuario de Poseidón en Istmia; los Juegos Nemeos, en el Santuario de Zeus en Nemea; y los Juegos Olímpicos, en el Santuario de Zeus en Olimpia.
Durante este período se fueron definiendo los estilos dórico, sobrio y macizo, y jónico, más esbelto y decorativo. El estilo dórico, que se desarrolló principalmente en la Grecia continental y el sur de Italia, es el más antiguo y simple de los llamados órdenes arquitectónicos clásicos (dórico, jónico y corinto). Era característico del pueblo dorio, y se considera el orden griego por excelencia. Cuanto más antiguo, era más sencillo y robusto, y con el tiempo se fue volviendo más proporcionado y esbelto. Si bien fue construido a principios de la Grecia clásica, el Partenón es el ejemplo más ilustrativo del estilo dórico, con columnas sencillas y sin decoración. Se trata de un templo dedicado a la diosa Atenea, situado en la Acrópolis de Atenas (acrópolis significa “ciudad alta”, y estaba presente en casi todas las polis griegas, era sede de los principales lugares de culto y se daba allí la mayor parte de la vida pública. También actuaba como lugar protegido en caso de invasiones, por su ubicación elevada). El estilo jónico, cronológicamente el segundo de los órdenes que surge, provenía del pueblo jonio y se desarrolló mucho en la costa este de Asia Menor y en las islas Cícladas. Era en comparación más esbelto y airoso que el dórico, más decorativo y estético, y sería imitado luego por los arquitectos romanos. El ejemplo más destacado de este estilo es el Templo de Atenea Niké en Atenas, también construido a comienzos del período clásico. Sus columnas poseen una pieza de apoyo compleja, compuesta por tres molduras, y están coronadas por un capitel adornado por dos volutas espirales.
- Escultura -
Durante la época arcaica, la escultura griega estuvo muy influenciada por la egipcia. Tuvo, sin embargo, varios rasgos muy originales y propiamente griegos, como la sonrisa eginética o arcaica, una leve y calma sonrisa presente en la mayoría de las esculturas de la época. Las esculturas solían ser pintadas y representaban en su mayoría personas o dioses, teniendo estos últimos rasgos antropomorfos. La escultura arcaica fue evolucionando, y hacia el siglo V a.c. surgió lo que se conoce como estilo severo o preclásico, más detallista, realista y armonioso. Este es básicamente un estilo de transición al clasismo.
- Cerámica y pintura -
Hasta el 700 a.c. aproximadamente los motivos decorativos de la cerámica eran normalmente figuras con trazados geométricos. Este estilo fue seguido por un período orientalizante, con mucha influencia asiria y de otros pueblos de Oriente. Hacia el siglo VI a.c. la cerámica griega logró un alto grado de refinamiento y fue muy demandada por las altas clases tanto griegas como extranjeras. Las pinturas griegas, plasmadas en vasos de cerámica, tuvieron dos estilos principales: la cerámica de figuras negras y la cerámica de figuras rojas. Los ceramistas comenzaron a firmar sus obras (no así los pintores), lo que se interpreta como una valoración social de su trabajo. Esta característica era muy innovadora, sobre todo en una época como la Antigua, en la que el trabajo manual era degradado y comúnmente asociado a los esclavos.
La pintura se plasmó también en paneles y muros, aunque la mayoría se ha degradado y no ha llegado a nuestros tiempos. Se conservan empero algunos restos, como los Paneles de Pitsa o los frescos de la Tumba del Nadador.
- Escritura y literatura -
Los griegos adoptaron el alfabeto fenicio, adaptándolo a su lengua y creando así el alfabeto griego. Los primeros testimonios escritos en griego datan del 740 a.c. y se hallan en la Copa de Néstor. El uso del alfabeto griego se extendió cada vez más y se hizo común en inscripciones en cerámica, listas de campeones olímpicos, listas de magistrados, así como la plasmación por escrito de la legislación. La alfabetización se extendió mucho, sobre todo en Atenas. La aparición de la escritura permitió la creación de la principal obra literaria del mundo griego y una de las obras épicas más famosas de la historia: hablamos de la Ilíada y la Odisea, escritas por Homero, que relatan los mitos ancestrales de los héroes y personajes del período cretomicénico. Homero usó como base las historias contadas por la poesía oral, cuyas raíces se encuentran en la Edad Oscura.
Retórica: Hacia el periodo arcaico se había instalado ya el ágora como espacio de debate público. Se trataba de una plaza en la que se reunían los ciudadanos de las polis griegas. En un contexto de gran participación ciudadana y progresiva democratización, principalmente en Atenas, la capacidad discursiva y las herramientas de convicción adquirían una importancia cada vez mayor. Se llamaba rethor (orador) al ciudadano que regularmente hablaba y exponía en público ante las asambleas políticas o jurados, y cuya oratoria y habilidades argumentativas le habían ganado un gran prestigio entre sus conciudadanos. La retórica se convirtió así en un verdadero arte en las polis, que debía perfeccionarse y practicarse.
Poesía: El término poesía proviene de la palabra poiesis, que significa creación, producción, hacer. Originalmente se aplicaba a cualquier trabajo artesanal o producción artística, y solo comenzó a tener una connotación especialmente literaria hacia el siglo IV a.c. El recurso de la versificación (ritmo y rima) era útil para la memorización. Por tanto, no solo se aplicaba en la literatura artística, sino en otras muchas clases de textos. De hecho las leyes, cuya conservación era muy importante, se formularon inicialmente en forma de verso, y no se redactaron en prosa hasta la aparición de la escritura, cuando pudieron dejarse plasmadas en registros.
Lírica: Lo que se conoce como poesía griega era más bien un espectáculo, un acto de comunicación pública. En él un coro o un único recitador cantaba versos, acompañado normalmente por la música de algún instrumento. Era frecuente que estos versos se recitaran junto con el calmo sonido de la lira, tanto que la poeísa lírica terminó por convertirse en un genero literario en sí mismo. Los versos de la poesía lírica solían expresar sentimientos profundos e íntimos, y eran habituales los temas eróticos, tanto homosexuales como heterosexuales, ambientados en entornos naturales como bosques o praderas, y acompañados por otros placeres como el vino.
Gnómica: La palabra gnomos significa conocimiento. La gnómica como género literario es un tipo particular de poesía que expresa máximas de la vida, abarcando temas divinos y mundanos. Eran puestas en verso para favorecer su memorización. La gnómica fue un estilo muy extendido en la antigua Grecia.
Fábulas: Si bien las fábulas existían ya desde las primeras civilizaciones mesopotámicas, la popularidad que adquirieron en Grecia no tuvo precedente. Tal es así que hoy en día continuamos leyendo muchas fábulas escritas durante esa época, como las de Esopo y Hesíodo, escritas durante el período arcaico. La fábulas eran relatos breves, que podían estar escritos en prosa o verso, que satirizaban las costumbres de la gente y tenían como mensaje una enseñanza, actuando como ejemplo o contraejemplo moral. Las fábulas eran protagonizadas comúnmente por animales antropomorfos, que hablaban y se comportaban como humanos.
Dramática: Surgió en este período la tragedia griega, que estaba originalmente vinculada a los rituales religiosos. Era común que este tipo de rituales fueran acompañados por cánticos. En la dionisías, festivales que se festejaban en honor al dios Dionisio, y sobre todo en las de Atenas, los cánticos rituales se fueron sofisticando hasta convertirse en un verdadero espectáculo, que incluía un coro y actores vestidos con pieles de animales. En estas fiestas era común que se celebraran concursos en los que se premiaba a la mejor interpretación. Tepsis ganó este certamen hacia el 533 a.c. al incorporar en su presentación el uso de máscaras, hecho por el que se le atribuye la invención del teatro. La comedia como género teatral no aparecería hasta la Grecia clásica.
Prosa: Con la aparición de la escritura, legisladores y sacerdotes dejaron de recurrir a la versificación y empezaron a usar la prosa en sus escritos. Heródoto, el gran historiador griego, identificó a cronistas e historiadores anteriores a él como logógrafos, cuyo significado es “el que escribe como se habla”, diferenciando el tipo de escritura que utilizaban éstos de la poesía.
- Filosofía -
Los filósofos de la época arcaica suelen agruparse bajo el nombre de presocráticos. Se considera a Tales de Mileto como el primer filósofo. Fundador de la Escuela Jónica, fue el primero en refrexionar sobre el mundo y el hombre desde una forma crítica y secularizada, pasando del mitos (mito) al logos (razón).
Las principales preocupaciones de los filósofos presocráticos se centraron en torno al origen del universo y a la escencia de las cosas y el hombre. Heráclito y Parménides, por ejemplo, abordaron el dilema de la existencia en sí misma, teorizando en torno al ser o al ente. El pensamiento filosófico de esta época se volcó también a otras áreas como la geografía o la matemática. Anaximandro, discípulo de Tales de Mileto, creó un mapa de la tierra en la que ésta se representaba plana y rodeada por el océano, con la Hélade en el centro y los otros continentes conocidos separados por mares y ríos. Este mapa llegó a ser usado por políticos en sus estrategias de guerra. Por su parte, Pitágoras, que vivió en el siglo VI a.c., se concentró en el desarrollo de las matemáticas y se sabe que sus principios fueron muy influyentes en el pensamiento de Platón y Aristóteles. No se conservan escritos originales de Pitágoras. Sus discípulos justificaban sus teorías en las doctrinas expresadas por su maestro, por lo que resulta capcioso distinguir entre los descubrimientos de Pitágoras y los de sus discípulos. Es muy posible que el famoso Teorema de Pitágoras sobre los triángulos rectos haya sido formulado por miembros de la Escuela Pitagórica y no por su fundador.
- Religión -
En la Grecia arcaica no existía el concepto moderno de religión. Las expresiones religiosas estaban íntimamente vinculadas a la vida política, social e incluso a la identidad misma de los griegos como civilización cultural. Se expresaba al interior de cada polis, en los templos de las acrópolis, y a nivel de toda la Hélade, en lugares tales como los santuarios panhelénicos. El mundo griego en su conjunto constituía la Hélade, y dentro de ella existían las distintas polis.
La religión griega tiene su origen en la época micénica, pero es durante el período arcaico que se organiza y consolida para adoptar su forma definitiva. Los griegos eran politeístas. Adoraban muchas divinidades, pero las más importantes eran los doce dioses del Olimpo. También rendían culto a los héroes. Las deidades, de características antropomórficas, poseían atributos u objetos que los caracterizaban (el arco y flecha de Artemisa, el rayo de Zeus, el tridente de Poseidón), personalidades específicas, poderes propios, etc. Solían interactuar entre sí y sus historias eran descritas en mitos, que intentaban explicar a través de ellos diferentes fenómenos de la naturaleza o el mundo en general. Los dioses podían ser invocados en función de sus poderes particulares y en contextos determinados.
No existía un estamento religioso definido en Grecia. Algunos magistrados debían desempeñar rituales específicos, y existían unos pocos hombres y mujeres que, de cumplir una serie de requisitos, podían ser elegidos para consagrarse exclusivamente a tareas de índole religiosa. Un ejemplo paradigmático es el caso de la pitonisa del Oráculo de Delfos, el más importante de los santuarios oráculos, que durante largo tiempo tenía como principal exigencia ser virgen. La pitonisa era elegida sin importar su clase social y debía vivir en el Santuario de Delfos toda su vida. El Santuario poseía fuentes de agua naturales, que se suponía la inspiraban y le daban la habilidad de profetizar.