Guerras Médicas

Guerras Médicas

Guerras Médicas

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Se trató de una serie de conflictos entre el Imperio Persa Aqueménida y las polis griegas. La enemistad entre persas y griegos comenzó a gestarse hacia el 547 a.c., cuando Ciro II el Grande conquistó Jonia, y se extendería por más de dos siglos. Solo llegaría definitivamente a su fin con la conquista del Imperio Aqueménida en manos de Alejandro Magno y su posterior disolución. Durante este largo período de conflicto y rivalidad hubo dos momentos especialmente críticos: las dos expediciones fallidas de los persas contra las polis griegas. La primera, comúnmente conocida como Primera Guerra Médica, se dio entre el 492 y el 490 a.c.; la Segunda Guerra Médica tuvo lugar entre el 481 y el 479 a.c. El fin de las hostilidades se dio con el acuerdo de la Paz de Calias en el 449 a.c.

Los griegos sabían que se enfrentaban al Imperio Persa Aqueménida, sin embargo el conflicto fue conocido en las polis como “el asunto medo”, pues Persia era una región contigua a Media y los aqueménidas habían conquistado y anexado al Imperio Medo. De ahí que al día de hoy conozcamos estas guerras como Guerras Médicas. 

Antecedentes y causa coyuntural

Las ciudades griegas de la región de Jonia, en la península de Anatolia, estuvieron durante mucho tiempo bajo la influencia de Lidia. En el 546 a.c., sin embargo, el rey del Imperio Persa Aqueménida, Ciro II el Grande, derrotó al rey Creso de Lidia y anexó todos los territorios bajo su mando, incluyendo las ciudades griegas de Jonia. Dominados por los persas, el descontento de los griegos de Jonia fue en aumento. Los impuestos eran cada vez más altos y los gobernantes, tan solo títeres de los sátrapas persas sin un interés real en el bienestar de Jonia.

Hacia fines del siglo IV a.s. Mileto, una ciudad de Jonia, era gobernada por un tirano llamado Aristágoras. Tras fracasar en su intento por conquistar la isla de Naxos, y temiendo las represalias que podría tomar el rey de persa por los recursos perdidos en el asedio, Aristágoras aprovechó el descontento general de los jonios y encabezó una revuelta para independizarse de los persas en el año 499 a.c. Renunció a su cargo de tirano y en su lugar aceptó un cargo institucional. Partió desde Mileto y al frente de los rebeldes fue liberando las diferentes ciudades griegas de la región.

Aristágoras era consciente de que sus acciones no quedarían impunes y los persas lanzarían una represalia para hacerse nuevamente con el control de Jonia. Por ello se dirigió hacia la Hélade para solicitar la ayuda de las polis más poderosas, principalmente de los atenienses y de los espartanos. El rey Cleómenes I de Esparta se negó a apoyarlo, ya que los aristócratas espartanos temían que, de ausentarse mucho tiempo para la guerra, los ilotas (la clase social más baja) podrían protagonizar una revuelta y desestabilizar la ciudad. Los atenienses, en cambio, resolvieron ayudar con al menos veinte naves y una buena cantidad de soldados, que sumados a los ofrecidos por los eritreos sumaban unos 2000 hombres. Atenas tenía sus propios intereses para ayudar: temía que el Imperio Persa lograra hacerse con el control de las zonas del Mar Negro donde los atenienses explotaban recursos naturales, lo que habría dañado fuertemente su economía.

La revuelta jonia terminó con la derrota de los jonios en 494 a.c., luego de que Atenas retirase su apoyo a la sublevación. Los persas arrasaron Mileto, deportaron a los hombres y esclavizaron a las mujeres y los niños. La fuerza mostrada por los persas despertó la desconfianza ateniense, que temió verse en un futuro corriendo la misma suerte que Mileto. Los atenienses empezaron a prepararse para la guerra. Prepararon a sus tropas, contruyeron barcos y consiguieron armamento. La Primera Guerra Médica era inminente. 

Primera Guerra Médica

En 492 a.c. los persas, tras someter Tracia occidental y Macedonia, se retiraron a Asia Menor. En 491 a.c. el rey persa Darío I dio un ultimátum a las polis griegas de la Hélade, exigiendo tributos y amenazando con invadirlas. La mayoría de las ciudades aceptaron y se sometieron a las demandas persas. Esparta y Atenas, sin embargo, rechazaron las exigencias de Darío y mataron a los heraldos (mensajeros persas), dando inicio con este gesto a las Guerras Médicas. 

La primera expedición persa contra Grecia, conocida como Primera Guerra Médica, estuvo al mando de Darío I. Los persas avanzaron sobre Grecia, tomando Délos y destruyendo Eritrea. Los acompañaba Hipias, un ex tirano de Atenas, a quien pretendían restaurar en el poder y asegurarse así la lealtad ateniense. La Ekklesia de Atenas resolvió batallar contra el avance persa, pues la ciudad no podría resistir un asedio, y pidió ayuda a Esparta para la lucha.

Comandados por Milcíades, los atenineses utilizaron una efectiva estrategia en la decisiva Batalla de Maratón contra los persas: retrasaron su ataque, por lo que los persas, creyendo que no los enfrentarían, comenzaron a embarcar la caballería. Cuando los atenienses atacaron, la fuerza persa, sin su caballería preparada, se encontró muy débil y fue derrotada. La ayuda espartana no llegó sino hasta el día siguiente, por lo que esta victoria fue mérito exclusivo de los atenienses y del ingenio de Milcíades. Según narra Heródoto, en la batalla murieron más de 4000 persas y solo 192 atenienses.

Tiempo intermedio

La victoria en Maratón dotó a los atenienses de una renovada confianza en su ciudad e instituciones. Luego de la batalla el prestigio de Milcíades fue decayendo, tras fracasar en una expedición lanzada un año más tarde contra los persas. A su muerte, la figura indiscutida a nivel político en Atenas era Temístocles, quien se hizo con el poder en el año 488 a.c. Este arconte, apoyado por las clases más bajas, inspiró muchas reformas institucionales y mejoras, impulsó la construcción de una gran flota naval y la fortificación de El Pireo, principal puerto de la ciudad. 

Entre las reformas institucionales propulsadas por Temístocles destacó la posibilidad de reelección de los Taxiarcas (Jefes del Ejército), facilitando su estabilidad en el poder. Esto permitió a Temístocles y años más tarde a Pericles prolongar su mandato.

Durante este tiempo de entreguerra se dio mucho uso a la institución del Ostracismo. Este era un destierro al que se condenaba a los ciudadanos considerados peligrosos para la polis y fue utilizado contra grandes personajes de la aristocracia. Muchos de ellos, sin emabrgo, fueron perdonados y llamados nuevamente para luchar en la Segunda Guerra Médica, por ser hábiles guerreros y estrategas. De hecho, llegaron a desempeñar importantes roles como generales durante el conflicto.

Temístocles Grecia - Guerras Médicas - Antigua Grecia
Temístocles

Segunda Guerra Médica

Leonidas en las Termopilas - Guerras Médicas - Antigua Grecia
Leónidas en las Termópilas - pintura de Jaques-Louis David

Diez años después de la derrota en Maratón, el hijo y sucesor de Darío, Jerjes I, reclutó levas campesinas y logró formar un gigantesco ejército de entre 200.000 y 250.000 hombres y una flota de por lo menos 600 naves. El primer enfrentamiento entre griegos y persas fue en el año 480 a.c. en Termópilas. Allí, un pequeño ejército de tan solo 4900 griegos, 300 de ellos espartanos, liderados por el rey de Esparta Leónidas I intentó frenar el avance de los persas bloqueando el paso montañoso de Termópilas. La falange griega resistió exitosamente reiterados ataques persas e incluso logró inflingir serios daños al ejército de Jerjes. Tras varios días batallando, los persas encontraron un nuevo paso por el que podían rodear las Termópilas y atacar a los griegos que quedaban en pie desde varios flancos al mismo tiempo. Los persas aniquilaron a sus enemigos y continuaron avanzando. Mientras tanto, en el mar, la flota griega, en la que la mitad de las naves eran atenienses, intentaba impedir el paso de la armada persa en el Estrecho de Artemisa.

Derrotado el ejército terrestre griego, las tropas lideradas por Jerjes marcharon hasta alcanzar el centro del territorio griego y tomaron Atenas, que había sido abandonada por la mayora de sus habitantes y solo fue defendida, sin éxito, por unos pocos atenienses que se habían refugiado en la acrópolis. Los persas destruyeron e incendiaron contrucciones y monumentos en Atenas. Este terrible episodio se mantendría vivo en la memoria griega por mucho tiempo.

El panorama derrotista comenzó a cambiar ese mismo año durante la batalla naval que tuvo lugar en el canal que separa la Isla de Salamina del continente europeo. Los griegos consiguieron llevar la lucha hacia un sitio muy estrecho del canal y de esta manera dificultaron la capacidad de maniobra de la flota persa, que no estaba preparada para manejarse en un espacio tan pequeño. Las naves griegas, más pequeñas y entrenadas, podían maniobrar mejor. Los persas perdieron más de 200 buques y al menos 4000 marinos. Mientras tanto en tierra, los hoplitas atenienses, bajo el mando de Arístides, vencieron al ejército persa que había desembarcado en la isla de Pistaba.

La victoria griega hizo que los persas se replegaran hacia Asia. Jerjes dejó en tierras griegas una parte de sus tropas, con el objetivo de concluir la conquista. Para resistir el invierno, este ejército persa se refugió en el norte y al despuntar la primavera retomó la marcha y ocupó nuevamente Atenas. Los desesperados atenienses, desplazados, entablaban mientras tanto negociaciones con las distintas polis griegas para que aportaran ejércitos y naves que les permitieran derrotar a los persas. Muchas de ellas accedieron, pues aquello implicaba un esfuerzo por vencer a un enemigo común. 

En el año 479 a.c. el ejército griego, liderado por el regente y general espartano Pausanias, se desplegaron en la ladera del monte Citerón al norte del Ática, desde donde lucharon contra los persas por tres semanas. Finalmente, los griegos consiguieron derrotar a sus enemigos en la batalla de Platea, donde la infantería griega mostró su superioridad aplastando a los persas y causándoles significativas pérdidas que incluyeron la muerte de Mardonio, comandante de su ejército. Los sobrevivientes emprendieron entonces la retirada hacia Persia. Incontables hombres murieron en el largo camino de regreso.

Tras la batalla, una expedición griega partió desde Platea hacia Tebas, que había traicionado a la Hélade y aliado con los persas enemigos. Tras un largo asedio, Tebas entregó a sus líderes, que fueron ejecutados.

Tiempo después, ese mismo año las naves griegas cruzaron el Egeo y lanzaron un ataque contra los persas en Asia Menor. En el Cabo Micale, ubicado en la costa de Jonia, los griegos vencieron a los persas, destruyendo su flota por mar y destrozando, con ayuda de los jonios locales, a sus tropas por tierra.

Puede decirse que esta última victoria en Asia Menor puso fin a la Segunda Guerra Médica. Si bien el conflicto con los persas continuaría hasta el 449 a.c. (se habla incluso de una Tercera Guerra Médica durante este lapso), no representaría ya un peligro real para lo griegos. A partir de aquí estallarían las disputas internas en la Hélade.

Pausanias - Guerras Médicas - Antigua Grecia
Pausanias

Consecuencias de las Guerras Médicas

A continuación se enumerarán las consecuencias más importantes de las Guerras Médicas:

  • En Atenas, aumentó la importancia de los thetes, que ocupaban puestos en la marina y solían ser de clase social baja. Adquirieron mayor prestigio y participación política.
  • Luego de la victoria en Micale, los espartanos no se comprometieron demasiado con la causa griega y la iniciativa de la guerra contra los persas fue llevada por Atenas. Bajo su dirección, la Liga de Delos (una alianza político-militar entre varias polis del Ática, islas del Mar Egeo y Asia Menor, al mando de Atenas) firmó en el 449 a.c. la Paz de Calias con el Imperio Persa Aqueménida. Esto consiguió liberar a la mayoría de las ciudades griegas que se encontraban bajo dominio persa y puso fin a las hostilidades entre ambas potencias.
  • Las posturas disímiles entre Esparta y Atenas ante el conflicto con los persas fueron poco a poco creando una grieta en la Hélade, que terminó por dividirse en dos bandos con intereses diferentes: La Liga de Delos, encabezada por Atenas; y la Liga del Peloponeso, al mando de Esparta. 
  • Se revitalizó la economía, sobre todo en las ciudades bajo influencia ateniense, donde el comercio prosperó mucho.
  • El Oráculo de Delfos, antaño sumamente prestigioso, fue perdiendo importancia debido a sus ambiguas predicciones y a una actitud que en cierto modo simpatizaba con los persas durante la guerra. Apolo, deidad patrona del Oráculo, también perdió relevancia, al tiempo que ganaban peso otros dioses como Pan, Dionisio y en especial Palas Atenea, a quien se le atribuyó la ayuda divina en el triunfo contra el Imperio Persa.
  • La cultura, la filosofía y el arte floreció mucho, en especial en Atenas. Se representaban temas relacionados con la victoria sobre los bárbaros, además de motivos mitológicos y heroicos. El desarrollo y prosperidad durante esta época permitió perfeccionar las técnicas, dando paso al surgimiento del estilo clásico griego.