Séneca

> Entrada principal: Antigua Roma.

En principio, Séneca intentó sin éxito usar la filosofía para influir en la conducta y política del emperador Nerón, de quien era tutor. Quería hacer que el emperador se interesase por la filosofía y filantropía, lo que haría que sus políticas fuesen buenas. Sin embargo, Nerón se volvió cada vez más despótico y Séneca perdió las esperanzas de crear un gobierno bueno guiado por filósofos. Abandonada su ilusión, decidió avocarse a influir en la vida social de los individuos. Séneca fue un pensador estoico muy criticado por haber aumentado mucho su fortuna durante su tiempo en política, al tiempo que defendía la idea del desapego y el desprecio por los bienes mundanos. Hacia el año 60 Séneca decidió retirarse de la vida pública y dedicarse plenamente a la filosofía. Durante ese tiempo escribió las “Cartas a Lucilo”, donde resume su doctrina.

Séneca tomó muchas ideas del estoicismo: la recionalidad de la naturaleza y de Dios, la felicidad que alcanza el sabio cuando se guía por la razón, el cosmopolitismo y el valor de la autarquía para alcanzar la libertad. A estas ideas escenciales añadió una concepción algo pesimista. Según Séneca, como existen pocos sabios y muchos ignorantes el progreso moral y civil se ve impedido. Por lo tanto, mientras se viva en sociedad no se alcanzará la libertad, al menos no la libertad exterior. Solo es posible alcanzar la libertad interior, y para lograrlo es fundamental que cada individuo sea su propio pedagogo. 

Séneca se declara en contra de la esclavitud y considera que las diferencias sociales son irracionales. Para él todos los hombres son iguales y en última instancia todos son esclavos espiritualmente. La única manera de alcanzar la libertad espiritual e interior es a través de la filosofía. 

Reflexiones sobre la muerte

Séneca reflexiona mucho sobre la muerte. Argumenta que no hemos de temerle a la muerte, pues ella convive con nosotros y es una parte constitutiva de la vida. Todos los días morimos un poco, todos los días se pierde un poco de vitalidad; es por esto que no debemos sorprendernos con la inminencia del último instante, pues todos los anteriores se contienen en él. Antes de nacer se estaba en la muerte y todo lo que vive regresa a ella. De hecho, es la idea de la muerte la que da sentido a la vida. La muerte no es un problema ni algo que nos deba preocupar en exceso, pues es lo más seguro e inevitable de la vida. En cambio, debemos ocuparnos de la vida mientras la vivmos. La muerte y la vida, aunque no son lo mismo, siempre van juntas: temerle a la muerte es temerle a la vida.

Respecto a la muerte, Séneca opina que el suicidio, en circunstancias determinadas, es una salida digna de la vida. Tal es así que él mismo se suicidó al ser condenado a muerte por Nerón.